Perfil
¿No está el universo en nosotros?»
Novalis
Laura López Balza
(Santander, 1984)
ES >>>>Pintar. Pintar para ver. Pintar para conocer y comprender. Pintar como registro de vivencias personales. Pintar como salida, más allá de la realidad misma.
Mi obra narra mi propia experiencia vital, plasmada a través de un mundo
interno compuesto de fábulas oníricas de la naturaleza y el paisaje, del medio
rural o de lo cotidiano. Historias mínimas recordadas, imaginadas, vividas o
idealizadas; que reflejan anhelos, preferencias, miedos; y buscan un sentido o un
sinsentido, que en el fondo representa un ciclo –el de la vida y la
muerte– y un canto a la joie de vivre. Es la búsqueda y el conocimiento del
mundo, de mi realidad.
La obra es el reflejo y la huella
de la vida del artista. Si éste es honesto, si se ofrece abiertamente, sus
obras hablarán de si mismo y serán válidas para él y para los demás. El punto
de vista que éste tiene sobre el mundo, sincero y particular, abrirá caminos
para la comprensión y la búsqueda del sentido. En este objetivo, la habilidad
técnica no resulta una condición necesaria, siendo preferible la libertad
creativa, que permite una sencillez esencial, intuitiva, casi primitiva. No es
posible mentir ni pretender porque ante la obra el artista se conoce a sí mismo
y a aquello que le rodea: ésta es el resultado de la introspección, del
aislamiento reflexivo y analítico necesario al oficio del pintor.
En mis obras no se puede entender la temática desligada de la pintura misma: me interesa ella en sí, sus técnicas y procesos, la forma y el color -un color que se desvincula del referente para adquirir valor emocional, con capacidad expresiva propia-, y su apariencia, en ocasiones ingenua, no es contraria al serio compromiso con la práctica del pintar : es en ésta donde se logra, de un modo intuitivo y a través del diálogo con el propio medio, resolver los problemas que la obra plantea. Las formas se entienden, se relacionan y se componen, generando un recorrido visual a través de cada pieza, y el proceder intuitivo se convierte en forma de conocimiento.
A la hora de crear, suelo extraer mi imaginario de aquello que a diario me rodea o afecta (personas, paisajes, objetos, lecturas, imágenes…), pero si bien el material del que parto es aquello que me circunda, a la hora de narrar plásticamente los elementos se articulan libremente dando lugar a nuevas historias y mundos.
Esta manera de crear relatos, en la que el libre juego de la imaginación y el entendimiento se ponen en acción, da como resultado pinturas desbordantes de color en las que se muestran los pensamientos que pululan durante el proceso creativo: un ir y venir de la naturaleza a lo fantástico, de lo cotidiano a lo posible, dejando entrever aquello que sucede al observar, reflexionar o imaginar. Éstas presentan aquello anhelado, mundos posibles que brotan de la mezcla de naturaleza y sueño. Se trata de pequeñas utopías sobre lienzo fruto de un asombrarse ante la realidad y el mundo que se presenta como un misterio.
Es aquí dónde permanecemos, transitamos y avanzamos hacia lo profundo: en el enigma. De este indagar, de la propia hermenéutica, surgen mundos que mezclan lo que hay, lo que debería haber, los deseos, intereses y la vida. Estos espacios habitables son refugios que esconden la esencia y la magia de lo que nos rodea. Cada obra es un relato que abre y encierra un mundo, un oasis donde la imaginación hace un alto para recrearse y refrescarse. A través de una exégesis imaginativa se inicia una expedición por estos territorios, cuyos habitantes esperan la mirada del inquieto explorador para iniciar un juego recíproco de significados.
Mi proceso de creación no parte de una imagen o idea fija y definida a priori que se representa y recrea en el cuadro, sino que al contrario, existe una gran libertad de creación: nada está predeterminado de antemano, de manera que el propio proceso es tan importante como el resultado final pues se establece un enriquecedor diálogo con la pintura, lugar donde reside el aprendizaje y se genera la propia historia. Esta manera de proceder, sin condicionantes previos, es a su vez condición sine qua non de las propias pinturas, de manera que las obras, por un lado, se entienden como el propio proceso y, por otro, cada obra es principio y fin en sí.
Al estar receptivo y centrado en la creación, casi cualquier cosa puede dar comienzo a una obra, a la historia que más tarde se desarrollará y aparecerá. Pero si bien puede dar comienzo no define y predetermina el final. A posteriori llega la reflexión sobre cada pintura o dibujo: su significado aparece pero de una forma abierta, de manera que admite casi cualquier interpretación. Esto resulta sumamente interesante: cada espectador tiene su lectura o lecturas personales y este talante abierto, simbólico, enigmático que al sugerir y no narrar de un modo unívoco permite la hermenéutica, en mi opinión, enriquece y completa la propia obra.
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EN>>>>My artwork talks about my life experience shown through inner worlds made by nature's tales, landscapes, rural world and cotidianity. Small stories, reminded, imagined, lived, or idealized, that shown needs and fears looking for sense or nonsece. They try to show the cycle of life and death, a song of "joie de vivre".
I finally try to understand the world itself. Artwork, in my opinion,
is a personal activity working as a mirror. Drawing and painting works as a
tool to understand booth inside and outside world.
You wont understand tecnique and themes separatedly in my artwork. Colours are
diferent to real world in order to get new emotional values witch is not
opposite to serious painting.
Intuition plays an important role. It try to solve those problems it can
appear.
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FR >>>> Peindre, peindre pour voir. Peindre pour connaître et comprendre. Peindre comme registre du vécu personnel. Peindre comme sortie, au-delà de la réalité elle-même.
L´œuvre est le reflet et l´empreinte de la vie de l’artiste. Si celui-ci est honnête, s’il s´offre ouvertement, ses œuvres parleront de lui-même et seront valables pour lui et pour les autres. Le point de vue qu´il a du monde, sincère et particulier, ouvrira des chemins pour la compréhension et la recherche du sens.
À cet effet,
l´habilité technique ne constitue pas une condition nécessaire, étant
préférable la liberté créative, qui permet une simplicité essentielle,
intuitive, pratiquement primitive.
Il n´est pas possible ni de mentir ni de faire semblant parce que face à
l´œuvre l´artiste se connaît lui-même et ce qui l´entoure : elle est le
résultat de l´introspection, de l´isolement réflexif et analytique nécessaires
à la fonction du peintre.
Mon œuvre raconte ma propre expérience de vie, exprimée à travers un monde interne composé de fables oniriques de la nature et du paysage, du monde rural ou du quotidien. Histoires minimales remémorées, imaginées, vécues ou idéalisées ; qui reflètent les désirs, les préférences, les craintes ; et cherchent un sens ou un non-sens, qui au fond représentent un cycle- celui de la vie et de la mort- et un hymne à la joie de vivre. C´ est la recherche et la connaissance du monde, de ma réalité.
Dans mes œuvres on ne peut pas comprendre la thématique dissociée de la peinture elle-même : elle m´intéresse elle en soi, ses techniques et processus, la forme et la couleur- Une couleur qui se détache du réfèrent pour acquérir une valeur émotionnelle, avec sa propre capacité expressive, et son apparence, parfois ingénue, qui n´est pas contraire au sérieux engagement de l´accomplissement de la peinture :c´est en celle-ci où elle se réalise, de manière intuitive et à travers du dialogue avec le propre moyen, résoudre les problèmes que l´œuvre soulève. Les formes se comprennent, s´associent et se composent, générant un parcours visuel au travers de chaque élément, et la procédure intuitive se convertie une forme de savoir.
Au moment de créer, j´ai l´habitude d´extraire mon imagination de ce qui quotidiennement m´entoure ou m´affecte (les personnes, les paysages, les objets, les lectures, les images…), bien que le matériel duquel je m´inspire est celui qui m’environne, lorsqu’ il s´agit de narrer plastiquement, les éléments s´articulent librement donnant lieu à de nouvelles histoires et de nouveaux mondes.
De cette manière de créer les récits, dans laquelle le libre jeu de l’imagination et de la compréhension entrent en action, résulte des peintures débordantes de couleur dans lesquelles se manifestent les passions qui affluent durant le processus créatif : un va-et-vient de la nature au fantastique, du quotidien au possible, laissant entrevoir ce qui se réalise en observant, réfléchissant ou en imaginant. Celles-ci présentent l´espoir, ses mondes possibles qui germent du mélange de la nature et du rêve. Il s´agit de petites utopies sur toile, fruit de l´émerveillement face à la réalité et le monde qui se présente comme un mystère.
C´est ici où nous demeurons, nous transitons et avançons vers le profond : dans l´énigme. De cette enquête, de la propre interprétation, surgissent des mondes qui mélangent ce qui il y a, ce qu’il devrait y avoir, les désirs, les préoccupations et la vie. Ces espaces habitables sont les refuges qui dissimulent l´essence et la magie de ce qui nous entoure. Chaque œuvre est un récit qui renferme et ouvre un monde, une oasis où l’imagination fait une halte pour se distraire et se rafraîchir. A travers de l’exégèse créative s´initie une expédition par ses territoires, dont les habitants attendent le regard de l’explorateur curieux pour initier le jeu réciproque des significations.
Mon processus créatif ne part pas d´une image ou une idée fixe et définie à priori qui se représente et se recrée dans le tableau, sinon qui au contraire, présente une grande liberté de création : rien n´est prédéterminé par avance, de manière que le propre processus est aussi important que le résultat final ainsi s´établit un enrichissant dialogue avec la peinture, lieu où réside l´apprentissage et se génère la propre histoire. Cette manière de procéder, sans contraintes préalables, est à son tour la condition sine qua non des peintures elles-mêmes, de sorte que les œuvres, d´une part, se comprennent comme le propre processus et que, d’autre part, chaque œuvre est début et fin en soi.
Etant réceptif et concentré à la création, presque tout peut être le point de départ d´une œuvre, de l´histoire qui plus tard se développera et apparaîtra. Bien que donner le point de départ ne définisse et prédétermine pas le final. À posteriori arrive la réflexion de chaque peinture ou dessin : son sens apparaît mais de forme ouverte, de manière qu’elle admette quasiment toute interprétation. Ceci se révèle particulièrement intéressant : chaque spectateur a sa ou ses lectures personnelles et cette attitude ouverte, symbolique, énigmatique qui en suggérant et sans raconter de façon univoque permet l´interprétation qui, à mon avis, enrichit et complète l´œuvre elle-même.